sábado, 23 de noviembre de 2013

LINDA PELIRROJA (Guillermo Apollinaire, francés)


Heme aquí ante todos un hombre de buen sentido

Que conoce de la vida y de la muerte lo que un ser viviente

     puede conocer

Que ha probado las penas y los goces del amor

Que ha sabido imponer algunas veces sus ideas

Conocedor de varios idiomas

Y ha viajado lo suficiente

Que ha visto la guerra en la artillería y en la infantería

Herido en la cabeza trepanado bajo el cloroformo

Que ha perdido a sus mejores amigos en la espantosa lucha

Sé de lo antiguo y de lo nuevo cuando un hombre solo podría

     saber de ambos

Y sin inquietarme hoy en día por esta guerra

Entre nosotros y para nosotros amigos míos

Juzgo esta larga disputa entre la tradición y la invención

          Entre el Orden y la Aventura



Vosotros cuya boca fue hecha a imagen de la de Dios

Boca que es el orden mismo

Sed indulgentes cuando nos comparéis

Con los que fueron la perfección del orden

A nosotros que sobre todo buscamos donde fuere la aventura



No somos vuestros enemigos

Queremos daros vastos y extraños dominios

Donde el misterio en flor se ofrece a quien quiere cogerlo

Hay allí nuevos fuegos de colores nunca vistos

Mil imponderables fantasmas

A los que es preciso dar realidad

Queremos explorar la bondad comarca enorme donde todo calla

Existe también el tiempo que podemos expulsar o hacer que regrese

Piedad para nosotros los que siempre combatimos en las fronteras

De lo ilimitado y lo porvenir

Piedad para nuestros errores piedad por nuestros pecados



He aquí que llega el estío de la estación violenta

Y mi juventud ha muerto al igual que la primavera 

Oh Sol es el tiempo de la Razón ardiente

                   Y espero

Para seguirla siempre la forma noble y dulce

Que ella toma con el fin que sólo yo la ame

Ella viene y me atrae como el imán al hierro

         Tiene el encantador aspecto

         De una adorable pelirroja



Sus cabellos se diría que son de oro

Un bello relámpago que dura

O estas llamas que se pavonean

En las rosas-té que se marchitan



Pero burlaos burlaos de mí

Hombres de todas partes sobre todo los de aquí

Pues no hay tantas cosas que no me atrevo a deciros

Tantas cosas que no me dejaríais decir

Tened piedad de mí

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